
Te ilusionas, tienes esperanza, tienes fe, ves que se acerca la hora de culminar ese objetivo tan anhelado, estás apunto de tocarlo, llega el último segundo y te das cuenta que nada pasa, ves correr el tiempo y no se detiene, no te espera y sigue, tan sólo ha habido un paso de la ilusión a la desilusión, al fracaso, te hundes y ratificas que no vale la pena volverte a ilusionar.
Cuánto más te ilusionas más fuerte es el golpe que te ganas y pierdes toda esperanza, se desmorona al ver que por mucho que pienses, que veas, que hagas, no todo está en tu poder y que tanta suerte es imposible tener, porque ser feliz y sentirse pleno es un sueño, y cumplir tus sueños es un cuento, no tiene fin, sólo hechos realizados pero no terminados y ves que esta vida es para unos cuántos, esos cuyos karmas limpios pueden terminar sus sueños y esos maestros que dan su alma, sólo unos cuántos son los que realmente viven y se vuelven a ilusionar.
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